Un equipo del CiberCV de La Coruña ha localizado un biomarcador para trasplante cardiaco con un valor predictivo del 98%.

Investigadores del CiberCV y del Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (Chuac) han identificado un nuevo biomarcador de rechazo de trasplante cardiaco con potencial para utilizarse como cribado en pacientes asintomáticos. El estudio concluye que el análisis de los niveles de miR-181a-5p, una pequeña molécula de ARN no codificante (microARN) detectable en sangre, puede convertirse en una herramienta de diagnóstico precoz, evitando la biopsia endomiocárdica (BEM), una prueba habitual e invasiva, y permitir una monitorización más estrecha del paciente.

El trabajo se ha publicado en The Journal of Heart and Lung Transplantation y el primer firmante es Ignacio Constanso-Conde, bioquímico, facultativo del Servicio de Análisis Clínicos del Chuac e investigador predoctoral de la Universidad de La Coruña. Los investigadores encontraron que el miR-181a-5p está sobreexpresado en pacientes con rechazo postrasplante. El valor predictivo negativo es muy alto, del 98%, lo que indica una probabilidad de rechazo muy baja, del 2%.

“La potencial utilidad de este biomarcador es su uso como cribado en pacientes trasplantados asintomáticos, evitando un gran número de biopsias endomiocárdicas”, destaca Marisa Crespo, directora del estudio, responsable del grupo del CiberCV en el Chuac y jefa de Sección de Insuficiencia Cardiaca en este complejo universitario.

Los microARN son pequeñas moléculas de ARN no codificantes encargadas de regular la expresión génica. Su estudio como posibles biomarcadores de numerosas patologías se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. Su gran estabilidad en todo tipo de muestras (sangre, suero, plasma, saliva…), junto al auge y abaratamiento de las técnicas y reactivos de biología molecular necesarios para su análisis, los convierten en excelentes candidatos a biomarcadores.

Este trabajo parte de un proyecto FIS del Instituto Carlos III, concedido en 2015 y cuyo objetivo era la búsqueda de microARN como biomarcadores no invasivos del rechazo cardiaco, que es una de las complicaciones más importantes tras un trasplante de corazón. Para su diagnóstico precoz se realizan las biopsias endomiocárdicas, con más frecuencia en los tres primeros meses y después se van espaciando. Aproximadamente se hacen entre 6 y 8 durante el primer año. “La BEM es una técnica invasiva, molesta para el paciente y no exenta de complicaciones que, aunque poco frecuentes en manos experimentadas, pueden ser graves. La búsqueda de nuevos diagnósticos de rechazo, especialmente no invasivos, es un reto constante para nosotros”, comenta Crespo.

Datos de 121 pacientes

En el estudio, de carácter retrospectivo, se utilizaron datos de 121 pacientes, todos del programa de trasplantes del Chuac. Tuvo dos fases. En la primera, fase de descubrimiento, se buscaron, entre 179 microARN, aquellos diferencialmente expresados en muestras de suero de personas que sufrieron un episodio de rechazo celular agudo frente a sueros de personas sin rechazo. “Seleccionamos aquellos pacientes que tuvieron al menos un episodio de rechazo moderado (grado 2R ISHLT) en la BEM. Y en todos ellos seleccionamos tres muestras de suero: una coincidiendo con el episodio, otra coincidiendo con la BEM previa sin rechazo (grado 0R ISHLT) y otra con la BEM posterior sin rechazo (grado 0R ISHLT). Y para cada episodio de rechazo, se estudió la expresión de los 179 microARN en esas tres muestras para comprobar cuál aumentaba su expresión en la muestra de rechazo y la reducía en las dos sin rechazo”, explica Crespo.

De todos los analizados, sólo uno, el miR-181a-5p, mostró una diferencia de expresión significativa y cumplió los requisitos para pasar a la siguiente etapa. Esta segunda fase, de validación, se hizo con muestras de suero de pacientes diferentes y se confirmó que este microARN estaba sobreexpresado en muestras de suero de pacientes con rechazo frente a los que no tuvieron rechazo.

Diferencias con el AlloMap

Este biomarcador ha conseguido igualar la capacidad diagnóstica del test AlloMap (CareDx), que analiza en una muestra de sangre perfiles de expresión génica que se asocian con mayor riesgo de rechazo y establece una puntuación de entre 0 y 40 (cuanto menor, menos riesgo de rechazo). En pacientes asintomáticos y con función del injerto normal, si la puntuación es inferior a 34, la probabilidad de rechazo moderado (el que requiere tratamiento) es muy baja y se puede evitar razonablemente la BEM.

Es el único test no invasivo comercializado hasta el momento en Estados Unidos, pero todavía no en España. Marisa Crespo aclara las diferencias: “Nuestro test se realiza también en sangre y, de hecho, nos inspiramos en parte en la metodología del desarrollo del AlloMap para identificar qué microARN podría ser candidato a biomarcador, concretamente en la selección de muestras para la fase de descubrimiento. El AlloMap analiza la expresión de 20 genes (11 informativos y 9 controles) y establece una puntuación, y el nuestro ha identificado un microARN, el miR-181a-5p, que está diferencialmente expresado”.

Para que pueda comercializarse este nuevo biomarcador, es preciso validar los resultados en otros centros y con un mayor número de pacientes. Si se confirman los hallazgos, habrá que estandarizar la técnica para permitir la transferibilidad (replicabilidad) de su uso a otros hospitales. El equipo coruñés está ahora estudiando los long-non coding RNA (ARN largos no codificantes) como biomarcadores de rechazo con un diseño similar.

Fuente: Diario Médico

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