La donación de órganos en asistolia no controlada (DANC) requiere un abordaje integral ético, logístico y de recursos técnicos que es muy complejo para rescatar órganos de personas a quienes se les para el corazón súbitamente en entornos extrahospitalarios.

Así como el programa de donación en asistolia controlada (DAC) se puede llevar a cabo en cualquier hospital, puesto que se practica en cuidados intensivos cuando se retiran las medidas de soporte vital que ya no son efectivas, la DANC queda más restringida a hospitales con mayor capacidad asistencial y organizativa. De hecho el número de DANC es muy pequeño (66 en 2018 en todo el territorio nacional) frente a las recibidas en asistolia controlada (629 en el mismo periodo).

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) prevé en su plan estratégico incrementar el número de programas y aumentar la efectividad de los programas existentes de DANC, y trata de motivar a hospitales y servicios de emergencias extrahospitalarios  a través de los coordinadores autonómicos y hospitalarios de trasplantes. Una de las acciones formativas principales se dirige a entrenar en el manejo de los dispositivos ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea) durante la perfusión abdominal normotérmica.

Ambos tipos de donación en asistolia, tanto la controlada como la no controlada, o de tipo II, plantean ciertas dudas éticas que se solventan con el sometimiento riguroso a los protocolos derivados de la normativa legal vigente en España. La que plantea más reticencias es la DANC,  cuyo documento nacional de consenso data de 2012, aunque se venía practicando desde mucho antes.

Jose Miguel Pérez Villares, jefe de Servicio de Cuidados Intensivos en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, y coordinador autonómico de trasplantes en Andalucía, ha explicado los aspectos bioéticos del programa de donaciones en las dos modalidades de asistolia durante el XXXIV Congreso Nacional de Coordinadores de Trasplante que acaba de celebrarse en Murcia.

Las paradas cardiacas súbitas suelen suceder fuera de los hospitales, sobre todo en el domicilio o en la calle. La crítica a este sistema viene en primer lugar porque cuando los servicios de emergencia deciden llevar al paciente al hospital no adelantan  la información completa a la familia sobre una posible  donación de órganos. Lo habitual es intentar reanimar al paciente con masaje cardiaco y si no responde al tratamiento, llevarlo al hospital contrarreloj y aplicarles la oxigenación por membrana extarcorpórea (ECMO) si se le valora como posible donantes.

La información sobre una situación tan grave tiene que ser progresiva, no puede soltarse a bocajarro, hay que ir preparando a los familiares. Cuando el paciente ya está en el hospital se les presta ayuda psicológica, pueden entrar a verlo y, una vez conozcan la situación irreversible se les pregunta por la posibilidad de donar”, explica Pérez Villares, recalcando que esa entrevista la hace un equipo distinto al que informa de la situación clínica del paciente, puesto que siempre serán procesos distintos. Este intensivista cree que hacer una entrevista orientada a la donación en mitad de la calle, como indican algunos etólogos sería “encarnizamiento informativo”, aparte de que retrasaría demasiado la llegada al hospital para aplicar la ECMO.

El tipo de parada cardiaca determina la DANC

Otras opiniones suscitan dudas sobre la forma de aplicar la ECMO a estos pacientes en parada cardiaca para mantener oxigenados sus órganos. La pregunta sería por qué no utilizar con todos la máquina extracorpórea para darles la oportunidad de sobrevivir. “Ese es un falso problema ético porque se trata de dos programas diferentes. Si la causa de la parada  cardiaca es que se ha cerrado la arteria del corazón, se les tratará con masaje cardiaco, ECMO y cateterismo. Pueden recuperarse los pacientes con fibrilación o taquicardia ventricular, que responden a cateterismo, pero en el 80% de los casos el ritmo inicial es de asistolia y no tienen sentido esas medidas”, arguye el intensivista.

Por tanto es el tipo de arritmia de la parada cardiaca lo que determina que haya una potencial DANC y Pérez Villares insiste en que lo primero es intentar salvar la vida y tomar decisiones desde un punto de vista clínico, nunca aleatorias, ni pensando en conseguir un donante de órganos. Cuando el paciente sale de la parada cardiaca  por fibrilación ventricular ya se ha protocolizado que se utilice la ECMO –RCP y vaya a cateterismo.

Hay un tercer aspecto que también plantea debate ético, dada la complejidad y el empleo de recursos que requiere la DANC, y es que se utilice al servicio de emergencias para trasladar a un cadáver al hospital, cuando deberían estar prestando servicio a vivos. “Esto no debe verse así. Todo lo contrario, no es el traslado de un muerto, sino de tres vidas potenciales (dos riñones y un hígado). Si lo vemos en términos de coste/eficiencia, sin considerar los innegables beneficios para el paciente,  un trasplante de riñón es la medida sanitaria que más ahorro genera para el sistema de salud comparado con la hemodiálisis”.

El Hospital Virgen de las Nieves, que está en el programa de DANC desde 2010, incorporará a partir del mes que viene la ECMO-RCP que hasta ahora solo hacen los hospitales Clínico San Carlos, en Madrid,  y Marqués de Valdecilla, en Cantabria. Su Unidad de Cuidados Intensivos será la primera que coordinará directamente el programa de donación en asistolia y el de ECMO-RCP.

Fuente. Diario Médico