Como todos los años por estas fechas desde hace ya un cuarto de siglo, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), con datos recogidos y elaborados en España por delegación del Consejo de Europa y de la OMS, ha hecho pública la Newsletter con las cifras oficiales de donación y trasplante, en un principio centradas en Europa, para después ir creciendo y perfeccionando hasta alcanzar un total de 82 países de los  cinco continentes, la totalidad de los relevantes en este campo.

Estos datos permiten valorar el impacto de la pandemia de Covid-19 durante 2020 en la donación y el trasplante de órganos. Ya sabíamos que España registró una caída del 22,8% en la donación y del 18,8% en los trasplantes, pese a lo cual mantenemos el liderazgo mundial por 29º año consecutivo. La caída se generó sobre todo durante la primera ola, aunque afortunadamente y gracias al esfuerzo titánico de todo el sistema, se aminoró en la segunda mitad de 2020 y se está recuperando en gran medida durante 2021. Las razones fueron claras: las donaciones se materializan en las UCI y éstas tuvieron, sobre todo en los primeros meses de la pandemia, casi todos sus efectivos materiales y personales dedicados al coronavirus. Significativamente y dado que la población infantil se vio mucho menos afectada, con una menor presión de los hospitales pediátricos, el trasplante en niños registró un máximo histórico.

Cifras de trasplantes en el mundo en 2020

La actividad mundial de trasplantes se redujo en un 18%, truncando la línea creciente registrada desde que existen datos fiables. Lo mismo cabe decir de la Unión Europea, también con un descenso del 18% mientras que América Latina, una de las zonas del mundo con mayor impacto de la pandemia experimentó un descenso de un 33% en su cifra de donantes y un 37% en el de trasplantes. Han visto desaparecer por tanto la tercera parte de su actividad como consecuencia de la pandemia y Argentina, uno de sus países más potentes en este campo, con cifras habitualmente equiparables a la media europea, perdió la mitad de sus donantes.

De los 68 países de todo el mundo en los que constan las cifras de donación de personas fallecidas en 2019 y 2020, en 60 se produjo un descenso de la donación mientras que en los 8 restantes hubo un aumento discreto del número de donantes. Uno de ellos es anecdótico: Malasia con un número muy bajo e irrelevante. De los otros siete, hay uno muy significativo y que analizaremos luego: los Estados Unidos mientras que los otros seis son del norte-centro de Europa: concretamente las tres repúblicas bálticas, Dinamarca, Austria y Eslovenia, con mínimos descensos o práctica estabilización de los otros países escandinavos y también centroeuropeos como Holanda y Alemania. En cambio, la mayor parte de los mediterráneos experimentaron descensos similares o superiores a los de España (Portugal 26,4%, Italia 15%, Francia 21,1%, Croacia 20,6%) a los que habría que sumar el Reino Unido (26%) e Irlanda (27%). Con algunas excepciones ligadas sobre todo a la mejor o peor gestión de la pandemia, los descensos se correlacionan bastante bien con el gradiente Sur-Norte de afectación en los países europeos en cualquiera de los parámetros que se analicen. A ello se suman las diferencias de dotación de camas de UCI que marcan distintos niveles de sobrecarga asistencial y por tanto de dificultad en la materialización del proceso de donación y trasplante.

«España registró una caída del 22,8% en la donación y del 18,8% en los trasplantes por la pandemia, pese a lo cual mantenemos el liderazgo mundial por 29º año consecutivo»


Un dato potencialmente relevante en la magnitud de los descensos registrados es el nivel de partida de las cifras de donantes. Los países con las cifras más elevadas como España, Croacia o Portugal (por encima de 30 donantes pmp) son aquellos que estaban más y mejor implicados en su sistema de cuidados intensivos para la donación de órganos, detectando y materializando más donantes y más complicados que otros con sistemas más deficientes y cifras basales bajas, que clásicamente materializan pocos donantes y seleccionados. Se entiende que la sobrecarga asistencial inducida por el Covid afecte menos a quienes basalmente dedican un menor esfuerzo a la donación como es el caso de Alemania, Holanda y casi todos los nórdicos. Muy ilustrativo es el caso de Eslovenia y Croacia, dos países vecinos, culturalmente similares, de 2,1 y 4 millones de habitantes y con afectación por Covid algo mayor en la primera, aunque no muy diferente. Mientras que Croacia, que partía de cifras altas de donación (32 pmp), cayó un 20%, Eslovenia, tradicionalmente peor en número de donantes (21) tuvo hasta un pequeño aumento de un 6% en todo caso poco significativo.

El caso especial de Estados Unidos

Mención aparte merece el caso de Estados Unidos. Con una afectación importante y mantenida de la pandemia, superior a la de cualquier país europeo, no solo no vio descender el número de donantes, sino que incluso tuvo un ligero aumento del 5% hasta quedar con 38 donantes pmp empatando con España en el primer lugar del ranking mundial (algo que ya nos sucedió hace unos años con Croacia). No obstante, su actividad trasplantadora total disminuyó como consecuencia de una caída del trasplante de donante vivo, frenado por la pandemia.

El importante crecimiento en el número de donantes experimentado en los últimos años en USA es en gran medida atribuible al gravísimo problema de la drogadicción por opiáceos sintéticos prescritos larga mano por su sistema sanitario hasta generar 30.000 millones € en ventas. Se calcula que esta epidemia ha costado la vida a 500.000 personas en buena medida jóvenes que también en un porcentaje significativo por el tipo de fallecimiento, acaban siendo donantes de órganos. Este cambio epidemiológico borra cualquier posible descenso por la pandemia, aunque aparte de ello es preciso admitir que su capacidad de cuidados intensivos es muy importante y salvo momentos puntuales en determinados estados no se ha producido el grado de saturación extrema vivido por ejemplo en el sur de Europa. También es muy posible que su sistema de donación, basado en agencias externas al hospital (las O.P.O.: Organ Procurement Organisations) y que por tanto libera al personal hospitalario de muchas de las labores que han recaído en sus colegas europeos en los complicados tiempos de la pandemia haya podido mostrase más eficiente.

Como se ve, aunque las respuestas a problemas complejos nunca suelen ser simples, de la evolución de la actividad de donación en una situación de stress como la que representa la pandemia, se pueden extraer enseñanzas muy relevantes que nos pueden ayudar a seguir mejorando.

Fuente: Diario médico

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